viernes, 5 de diciembre de 2008

La Inmaculada


MARÍA INMACULADA, PATRONA DE ESPAÑA por José Barros Guede

El día 8 de este mes de diciembre, la Iglesia Católica celebra la fiesta de la Concepción Inmaculada de María, Madre de Jesús y Madre de la Iglesia Cristiana. Pues bien, el 7 de diciembre de 1854, el papa Pío IX, de inmortal memoria, mediante la bula “Ineffabilis Deus”, manifestaba solemnemente en la Basílica vaticana de Roma:
“declaramos y definimos, que es doctrina revelada por Dios, la que sostiene, que la beatísima Virgen María en el primer instante de su Concepción, por singular gracia y privilegio de Dios Omnipotente y en previsión de los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano, fue preservada de toda mancha de pecado original”. Con estas palabras, el Papa definía la Concepción Inmaculada de María como dogma de Fe Cristiana Católica.

Tres años después, el 8 de diciembre en 1857, dicho Papa visita la embajada de España, en Roma, y pronuncia lo siguiente discurso: “señor embajador, vengo con íntima satisfacción a visitar esta embajada española, y a bendecir el monumento de la Virgen Inmaculada en esta plaza de España, y declaro que vuestra gloriosa Nación tiene hoy muy merecido derecho a esta distinción, porque fue España, la Nación, que por sus reyes y por sus teólogos, trabajó más que nadie para que amaneciera el día de la proclamación del dogma de la Concepción Inmaculada de María”.

A continuación, bendice dicho monumento que él había ordenado levantar en la plaza de España de la ciudad eterna para conmemorar dicha efemérides, donde María Inmaculada se eleva sobre un pedestal pura como un pensamiento de Dios y hermosa como los ideales divinos.

La historia de España nos relata, que nuestros reyes, teólogos, artistas, literatos, ejércitos y pueblo creen, esperan y aman a María Inmaculada. Los reyes visigodos, Ervigio declaró su fiesta como ley de Estado y Wamba fue su gran defensor. El rey Fernando III, el Santo, llevaba pintada su imagen en su estandarte. Los reyes, Jaime I, el Conquistador, y Juan I de Aragón ordenaron se celebrase su fiesta en todos sus Reinos. Los Reyes Católicos enviaron nueve embajadas a Roma rogando al Papa definiese la Concepción Inmaculada de María como dogma de fe cristiana.

El rey Felipe II mandó grabar su imagen en su escudo real. A propuesta unánime de las Cortes Generales Españolas, el rey Carlos III solicita a la Santa Sede que María sea proclamada Patrona de España. A su petición, el papa, Clemente XIII, la proclama Patrona de España mediante la bula “Quantum Ornamenti”, de fecha 25 de diciembre de 1760.

Anteriormente, los teólogos de nuestras viejas universidades de Salamanca, Alcalá de Henares, Granada, Zaragoza, Valladolid y Valencia habían defendido la Concepción Inmaculada de María como dogma de fe cristiana. Las ocho pinturas de María Inmaculada de Murillo, las de Rivera, las de Juan de Juanes, y tantas y tantas tallas artísticas que hay en nuestras catedrales, parroquias, templos, conventos, santuarios y ermitas la representan bellamente.

La poesía y la literatura de nuestros poetas y literatos, desde Gonzalo de Berceo a Zorrilla y a Gabriel Galán, la cantan y describen hermosamente. El culto popular que los ciudadanos españoles dan María Inmaculada manifiesta una profunda creencia, un gran amor y una gran veneración del Pueblo español hacia ella.

Por eso, el 6 de diciembre de 1983, el papa Juan Pablo II pudo exclamar en su vista a Zaragoza: “el amor Mariano ha sido en vuestra historia fermento de catolicidad; y ha impulsado a las gentes de España a una devoción firme y a la defensa intrépida de la grandeza de María, sobre todo en su Inmaculada Concepción”.

Más tarde, el 10 de octubre de 1984, nos recuerda en su breve estancia, también, en Zaragoza de paso para América: “decir España, es decir María, porque es decir el Pilar, Covadonga, Aranzazu, Valvanera, Guadalupe, los Desamparados, Lluch, Fuentesanta, las Angustias, los Reyes, el Rocío, la Candelaria, el Pino”…; y tantas y tantas otras, como los Milagros, los Remedios, el Rosario….

El arma de Infantería Española, junto con los Cuerpos Jurídico, Eclesiástico y Oficinas Militares, tienen a la Concepción Inmaculada de María por su Patrona, celebrando su fiesta anualmente el día 8 de diciembre, en recuerdo del valiosísimo auxilio que prestó al Tercio del maestre de campo, Francisco de Bobadilla, el 7 de diciembre de 1585, en la isla de Bombel, Países Bajos (Holanda), estando bloqueado por la escuadra enemiga del almirante Holak.

Teniendo presente este hecho milagroso, el 12 de noviembre de 1892, el general Azcárraga, ministro de la Guerra, siendo doña María Cristina, Regente de España, firma un decreto en la Gaceta de Madrid, hoy, Boletín oficial del Estado, por el que proclama Patrona de Infantería a la Concepción Inmaculada de María, a instancias del inspector general de Infantería, Fernando Primo de Rivera, que expresaba el sentir de dicha Arma.

Quisiera terminar con unos versos que me salen de lo íntimo de mi corazón:
“Maria, Madre Inmaculada, yo que amo a mi tierrra, Galicia, en la que he nacido, te doy gracias por todo, por la sangre que llevo, por la fe cristiana que tengo, por la salud, paz y amor que me has dado, por la lengua castellana y gallega que hablo, por el sentir, querer y amar a España y por la dulce esperanza cristiana de un mañana de gloria en Reino eterno de los Cielos”.

José Barros Guede
A Coruña, diciembre del 2008.

jbgxunq@yahoo.es
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